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viernes, 15 de julio de 2022

NUEVO RETO!

 Se desbloquea un nuevo reto. En este caso vamos a adornar un poco la página personal de cada jugador con un relato referido a su general, ejercito, facción,... lo que quieras y que represente las motivaciones principales de tu comandante, ya sea la venganza, el poder o el simple placer de aniquilar al enemigo.

No existe una longitud máxima, ni mínima, simplemente debe ser algo que se pueda considerar un relato, si al Sanedrín le parece muy corto, se lo haremos saber al jugador.

Como todo trofeo, este también viene con sus ventajas y recompensas.

El trofeo llamado "Escribas Azules" otorga un beneficio de +20 puntos al tamaño máximo del ejército, así que es hora de dedicarle un rato y ser ingeniosos.

Como todos los trofeos, será contabilizado al finalizar el turno.


Trofeo: ESCRIBAS AZULES

Logro: Escribir un relato

Recompensa: +20 puntos al tamaño máximo de ejército

NUEVOS TROFEOS

 Nuevos trofeos añadidos! Puedes consultarlos pinchando aquí





viernes, 1 de julio de 2022

Turno 3


Capítulo II

Huesos al sol

 

El tráfico de polvo de Piedra Bruja siempre ha sido un negocio peligroso, pero muy lucrativo, al menos eso ha pensado siempre Magnus. También Magnus suele pensar en lo que opinaría su madre, que le puso tan piadoso nombre cuando nació en una pequeña aldea a orillas del Reik, si lo viese hacer negocio con los peligrosos ogros nómadas que recorren las Tierras Oscuras, o esconderse de los esclavistas enanos que recorren Zorn Uzkul...

Aunque aún le queda algunas jornadas de viaje por tierras peligrosas, siempre siente un alivio cuando deja atrás la humeante llanura y se interna en el Paso de los Muertos. El nombre no ayuda desde luego a bajar la guardia, un estrecho sendero que se interna en las montañas y que cruzan las altas cimas hasta las Tierras Yermas. 

- Esta vez sí que es la última vez, se dice a sí mismo. Lo lleva pensando desde la primera vez que se embarcó en el oscuro negocio del tráfico de sustancias prohibidas, pero la suerte no le sonríe en la vida, según su punto de vista. ¿Qué culpa tiene él de que las cartas le saliesen mal? ¿o que los dados estuviesen cargados y lo descubriesen? ¿o que aquella moza resultó ser un Halfling amigo de lo ajeno? cosa que descubrió al despertar... decididamente la suerte le da la espalda.

El Paso de los Muertos debe su tétrico nombre a los incontables huesos que siembran el sendero blanqueándose al sol por las incontables batallas ocurridas es el estrecho desfiladero. A izquierda y derecha se puede ver allá un cráneo, allá unas vértebras, mezcladas con la maleza y los guijarros. Los muertos no cuentan cuentos, le decía su padre cuando niño. Estos muertos podrían contar cuentos, seguro, cuentos de sangre, conquistas y siempre, muertes violentas.

Magnus buscó un saliente en la roca que le diese algo de sombra, era hora de comer algo y descansar lo necesario para recuperar algo de fuerzas. Sacó de su saquillo un mendrugo de pan duro y unas tiras de panceta seca. Mientras masticaba sin realmente ganas, reparó en un cráneo que asomaba entre unos arbustos bajos. Las cuencas vacías parecían observarle con la misma desidia y aburrimiento con la que él miraba la blanca superficie ósea, la mandíbula cerrada, como si guardase los cuentos que ya no podría contar.

- No sé que habrás hecho tú para verte en esta situación, pero yo desde luego es la última vez que hago esto, así evitaré verme como tú. Dijo en confidencia, como quien habla con un viejo amigo.

Un cuervo graznó sobre su cabeza. No sabía si el cuervo estaba allí antes de que llegase él o si en un silencioso planeo había llegado ahora. No le gustaban los cuervos, a nadie le gusta los cuervos. "Plumas negras, ojos negros, corazones negros", decía su tío abuelo Alfrich.

Volvió su atención al cráneo. Cuencas vacías, cuencas negras, como el cuervo. Pero algo le llamó la atención, el cráneo tenía la mandíbula ahora abierta, en un remedo de mueca burlona, el cuervo graznó de nuevo con fuerza. Giró la cabeza sobresaltado. Algo no iba bien, nada bien, su abuelo habría dicho... que cojones! su abuelo no se habrá acercado a estas malditas montañas! Sintió como los vellos de la nuca se le erizaban, nada bien, nada bien. El pánico empezó a apoderarse de su corazón, de su mente, de sus manos. Dió un brinco, se golpeó en la cabeza con el saliente, y el dolor le nubló la mirada, cerrando los ojos con fuerza. -Joder! al abrir los ojos lo que vió no mejoró las cosas... - nada bien, se dijo. El cráneo movía la mandíbula a imitación de una silenciosa carcajada, fue lo último que vió antes de sentir un poderoso golpe en la espalda que lo hizo caer a la oscuridad más absoluta...